martes, 28 de diciembre de 2010

Charlie Fabra


Recuerdo que de pequeño mi padre me contó en varias ocasiones la anécdota según la cual Charlie Chaplin se presentó de forma anónima a un concurso de imitadores de Charlot y tan solo consiguió quedar segundo. No ganó. Al parecer hubo otro que supo hacer mejor de él que él mismo.
Ante esta historia me planteo dos cuestiones:
1 – La multitud de aplicaciones prácticas que tiene, dejando a un lado lo paradójico que puede resultar, que alguien haga mejor de ti que tú mismo.
2 – Si Chaplin hubiese revelado previamente su verdadera identidad los jueces no habrían tenido la osadía de no concederle el primer premio. Lo que demuestra algo que, por otra parte, ya sabíamos: los jurados, hasta los de un concurso de cómicos, están claramente influenciados por quién eres y por el qué dirán.
Casualmente hoy al escuchar las noticias me pregunto si habrá pasado algo parecido con el juez de la Audiencia de Castellón que ha decidido que los delitos fiscales imputados a Carlos Fabra, por los cuales se enfrentaba a una pena de hasta 15 años de cárcel, han prescrito. Quizá ha resultado influenciado por el nombre del acusado y eso ha pesado más que el propio sentido de justicia.
O eso, o de repente le han poseído unas irrefrenables ganas de protagonizar una charlotada (término recogido en la RAE y a partir de ahora también en los juzgados de Castellón) y ha conseguido aportar así su granito de arena para el bochornoso espectáculo en el que se ha convertido la justicia valenciana.

1 comentario:

  1. en la foto te faltan las gafas de sol. Fdo, el Anarco sindicalista

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