lunes, 30 de mayo de 2011

Los cauCASIOS


Siempre me ha llamado la atención el reloj que llevaba Bin Laden en los vídeos en los que aparecía amenazando al mundo. Se trataba de un casio baratero de correa de plástico anti-transpirable, de esos que si llevas en verano se te cae la piel de la muñeca a tiras. El archienemigo de Occidente, multimillonario y líder de la banda terrorista más sanguinaria del mundo lucía un reloj de 5€ del mercadillo de los mismos que llevaba yo cuando era pequeño. Al parecer la CIA también se percató de este curioso detalle -de que lo llevaba Bin Laden, no yo- y llegó a la conclusión de que este reloj era el distintivo de los miembros de Al Qaeda. Que menos mal que esto no lo dedujeron en los 80, que si no la mitad de mi generación habría acabado en Guantánamo. Y lo de “water resistant” no creo que sirviera para las simulaciones de ahogamiento.

Todas las agrupaciones, ya sean terroristas o clubs de póker, han usado siempre distintivos. Desde los secretos de las logias como los anillos masónicos, hasta los más populares como la señal de los tres dedos del Ku Klux Klan. Lo curioso es que ahora hay otro grupo/tribu urbana que utiliza también un casio para diferenciarse: los/las fashion victims. Lo lleva todo aquel/aquella que quiera ir a la moda en España. El reloj no es exactamente el mismo que el de Bin Laden puesto que la correa es metálica -la de plástico ya digo que muy cómoda no era-, pero por lo demás viene a ser idéntico: digital, resistente al agua (ja!), con un botón para iluminar la pantalla y alarmas de pitido cada hora. Esperemos que la CIA no se equivoque, que son muy dados, y vengan a España y la líen, porque les iban a faltar aviones.

Pues más curioso me resultó ver ayer en el programa Redes a un premio Nobel de Química experto en nanotecnología luciendo un casio. Era un modelo intermedio, parecido a los dos anteriores. Mientras él divagaba sobre las infinitas posibilidades de las nanopartículas yo me preguntaba si era un terrorista de Al Qaeda o un esclavo de la moda. Al final llegué a la conclusión de que más bien era un poco garrulo, porque con el millón de euros que te dan por el Nobel yo me habría comprado un Franck Muller por lo menos.

Por cierto, yo también tengo un casio.

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