jueves, 29 de octubre de 2015

Oceanía nunca ha estado en guerra con Eurasia


Tres hijos de puta juntos

Un amigo mío estuvo destinado en Iraq como militar voluntario. Sí, los rojos también tenemos amigos militares. En mi caso dos, aunque uno de ellos me ha eliminado de su Facebook porque “no soporta mis publicaciones izquierdosas” (SIC). El caso es que una noche, en plena invasión, estando mi amigo de guardia dos iraquíes saltaron la valla del campamento español para entrar a robar (cómo hay que estar de jodido para ir a robar a un cuartel militar). Él los descubrió y se vio obligado a disparar a matar. Obviamente en ese momento no sabía si los intrusos iban a robar, poner una bomba o degollar compañeros, y en cualquier caso estando en unas instalaciones militares la orden en este caso es siempre tirar a dar. Disparó una vez, falló y los frustrados ladrones huyeron despavoridos. Errar el tiro le costó a mi amigo un paquete de tres pares de cojones. No acabó en un consejo de guerra de milagro, pero sí en una investigación formal y con una mancha imborrable en el expediente. Poco después de volver de Iraq, cuando finalizó contrato, abandonó el ejército. Se apuntó a varios cursillos de Informática del INEM y ahora se dedica a instalar routers. En privado, tiempo después, me confesó que falló el disparo adrede. Llegado el momento no fue capaz de matar.

Esta semana Esperanza Aguirre nos ha vuelto a indignar afirmando con su particular cinismo que “España no estuvo en la guerra de Iraq”. Me vino a la mente mi amigo. También las manifestaciones contra la guerra en las que personalmente participé. La foto de las Azores, el 11-M, los militares españoles fallecidos en Iraq, sus familiares... ¿Cómo son capaces de negarnos la evidencia en nuestras narices? Y sobre todo, si son capaces de negarnos algo que vivimos en primera persona, ¿qué no harán con temas que conocemos parcialmente o directamente desconocemos?

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