miércoles, 29 de junio de 2016

Nueve reflexiones sobre el 26-J



Desde el domingo por la noche tengo la sensación estar viviendo una horrible resaca de alcohol de garrafón, de las que no se van ni con dos ibuprofenos y que duran hasta el martes. De esas en las que de vez en cuando van apareciendo en tu mente flashes de algún recuerdo casi perdido de la noche de juerga. Pero esta resaca, la electoral, va a durar 4 años, no tiene sentido acurrucarse en la cama y lamentarse. Cuanto antes vayamos levantándonos, duchándonos con agua bien fría y espabilando, mejor. Eso sí, antes hay que sacar conclusiones para no volver a tropezar con las mismas piedras y para verse venir otras tantas. Ahí van las mías, totalmente subjetivas y personales:
 
1- La estrategia del miedo ha funcionado. Cuánto nos hemos reído en Twitter y entre colegas con las gilipolleces de la caverna mediática sobre Unidos Podemos y Venezuela, ETA, Corea del Norte, etc. Pero la realidad es que la idea ha calado y no precisamente entre el electorado inculto. El temor a un gobierno “bolivariano” era real, por muy delirante que nos parezca. Y este punto se lo pueden anotar PP, PSOE y C’s. Gol para ellos.

 
2- Pablo Iglesias genera mucho rechazo, incluso entre simpatizantes políticos. Su imagen está quemada, agotada, al menos en primera línea y esto no se resolverá con catálogos de IKEA. Si quieren superar lo que hoy parece su techo electoral deberán presentarse con otro candidato mejor valorado. ¿Garzón? ¿Errejón?

 
3- Dejemos la gilipollez del fraude electoral: no ha habido pucherazo. Esta conspiranoia no merece ni una línea más.

 
4- A mí se me hizo cuesta arriba votar a UP, lo reconozco. Como simpatizante de IU voté en su día a favor de la confluencia, pero llegado el momento me tiró un poco atrás no votar a un candidato de IU (ni para el Senado, ni para el Congreso). Los momentos de Pablo Iglesias dorándole la píldora a ZP, los discursos sobre “la patria” y la cara del JEMAD en los carteles electorales tampoco ayudaron mucho. Pero vamos, aquello fue una sensación totalmente personal, no creo que el agujero de un millón de votos de la confluencia vaya por ahí.

 
5- Basta ya con la fascistada de echarle la culpa a los mayores. Es verdad que el voto conservador se concentra en la última franja de edad, pero habrá que contar con eso y solucionarlo. Proponer el voto censitario o limitado hasta cierta edad es más de derechas que la acera de los pares. Varias de las cuestiones que es obvio no se supieron hacer llegar a los más mayores son: ¿saben quiénes han sido y serán los más afectados por los recortes en Sanidad del gobierno del PP? ¿son conscientes de que el PP se ha pulido la mitad de la hucha de las pensiones en cuatro años? ¿están al tanto de lo que ocurrirá cuando acaben con la otra mitad?

 
6- Unidos Podemos ha conseguido el voto joven, universitario, progresista y comprometido. Perfecto, esto lo han clavado pero ¿y el voto del currito? Esa es la verdadera clave. Hay mucha, muchísima gente de clase trabajadora en España que vota a la derecha. No voy a soltar ahora el discurso de la conciencia de clase, os lo ahorro. Simplemente quiero subrayar que es obligación nuestra recuperar con urgencia a ese votante. Están eligiendo a ladrones para que les gobiernen (y no subestimemos al electorado, todos no son idiotas) porque tienen el convencimiento de que es “lo menos malo” que puede ocurrir, que peor aún sería la alternativa. Cambiar eso está en nuestra mano.

 
7- El actual PSOE está en la otra trinchera. Basta con ver cómo celebraron su resultado electoral, el peor de su historia, sólo porque superaron a Unidos Podemos. Véase también cómo centraron su campaña en atacar a su izquierda, en lugar de hacer frente a su -teórico- enemigo: el gobierno del PP. Tenderles la mano -y plantear toda la campaña en esa línea- fue un error garrafal.

 
8- Tenían razón los independentistas que tachaban de utópico un referéndum pactado con el estado. El electorado español no está lo suficientemente maduro democráticamente como para plantear siquiera la opción. Y aunque esto ocurriera, está claro que no va a venir de la mano de un gobierno del PP, así que como mínimo habrá que esperar cuatro años más. En 2020 se va a querer independizar hasta Murcia.

 
9- Seamos positivos. Cierto es que no se ha conseguido el objetivo de derribar al PP y formar un gobierno de izquierdas, pero también es verdad que 71 escaños hace dos años eran impensables. Por otra parte, una legislatura del PP en minoría con una crisis económica inminente puede ser una oportunidad para reorganizarnos y rearmarnos ideológicamente.

 
Dicho esto, a resistir. Y no perdamos nunca la sonrisa.
Salud y República.

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