martes, 21 de noviembre de 2017

La Manada


“Al final lo que yo veo en todo esto es que va a haber seis víctimas de toda esta situación, sean culpables ellos o sea culpable ella”

“Todos tenemos derecho a un NO y ellos tienen esa oportunidad de decir que NO ante una provocación”.

Estos son dos ejemplos al azar de afirmaciones vertidas por una tertuliana (Cristina Soria) respecto al famoso caso de la Piara, digo, la Manada, en uno de esos programas de telebasura que copan las parrillas televisivas de las mañanas. En tan solo dos frases minimiza una violación grupal, culpabiliza a la propia víctima e insinúa que todo fue producto de una provocación. Estos chavales tan majos abandonaron a una chica de 18 años semidesnuda en un portal después de violarla entre cinco, y no contentos con esto le robaron el móvil. Pero cuidado, ellos también son víctimas, seamos escrupulosamente garantistas. Este tipo de declaraciones no son excepción, sino norma, en los debates de todos los medios, de todas las -supuestas- tendencias. Tampoco es raro que precisamente sea una mujer la que argumenta estas barbaridades. Tenemos profundamente interiorizados el discurso y las actitudes machistas. Lo hemos mamado desde la cuna y lo ponemos en práctica a diario. Algunas mujeres también.

Y pese a estar más que acostumbrados a esta respuesta generalizada, a todas luces intencionadamente disuasoria para que otras mujeres tomen nota de lo que les puede pasar si denuncian, sorprende cómo en este caso en particular el sistema patriarcal ha mostrado sin complejos su cara más reaccionaria (no olvidemos que se ha llegado a recriminar a la víctima el hecho de rehacer su vida poco después). Por el contrario, muchas mujeres, hartas de que las violen y las maten se lo han tomado como gota que colma el vaso y se están organizando en las calles para gritar “basta ya”, y para decirle a la víctima que la creen. Que claro que la creen porque todas, a lo largo de su vida, han sufrido situaciones de discriminación, acoso y/o intimidación en mayor o menor medida.

Pronto el juicio quedará visto para sentencia y, sea cual sea el veredicto y la -posible- condena, ya hay un antes y un después del caso de la Manada. Se lo han dejado claro a la sociedad: fuertes y unidas, la manada son ellas.

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